Adolfo es un prometedor artista, cuyo mayor deseo es entrar en la sagrada cofradía de la Iglesia y dedicar su vida a Dios. Actualmente trabaja pintando frescos de ángeles en el techo de la iglesia de la que es devoto, y se esfuerza en ser un hombre humilde digno de la atención de Dios. Por ello lucha a diario para no ser arrastrado por las tentaciones de la carne.
Un día, mientras se encuentra en el campo junto a su amigo Fernando haciendo esbozos, Adolfo conoce a la bella Michaela, de la que queda prendado. Adolfo se esfuerza con los pensamientos indecentes y los deseos incontrolables que la mujer le provoca. Apasionadas fantasías sexuales que él cree de aquellos que beben del diabólico cáliz de la lujuria. Aunque se exhorta constantemente a Dios y al camino religioso para alejar de su mente esos pensamientos, se ve incapaz de detener sus fantasías con su extasiante y bella Michaela. ¿Cederá ante las tentaciones de la carne o seguirá el camino hacia la pureza para servir a Dios?