Oraku es un hombre afortunado... Tiene un cómodo trabajo como profesor de un instituto cercano. Tiene a Satsuki, una compañera de trabajo con la cual espera casarse algun día. Tiene a Aya, una bella estudiante que se ha enamorado de él. Tiene al padre de Aya, un millonario que desea que su hijita sea feliz y la ha mandado a vivir con Oraku. Oraku es un hombre muy afortunado...
Por supuesto a Aya no hay nada que le guste más que provocar a Oraku paseándose por su apartamento medio desnuda. Desgraciadamente el padre de Aya ha conseguido el dinero que tiene al convertirse en un capo del crimen, y matará a Oraku lentamente si Aya no permanece totalmente pura.
Ahora bien, Oraku no sólo tiene que reprimirse si no que además tiene que proteger a Aya de las hordas de hombres y mujeres que quieren poner las manos en su cuerpo. Y, claro está, si Satsuki o cualquiera del resto de profesores descubren que está viviendo con una de sus estudiantes, será despedido para siempre de su empleo como profesor. Realmente Oraku es un hombre afortunado...