En la devastada Tierra post-apocalíptica, el agua, dada su toxicidad, se ha convertido en un recurso ya casi inexistente aunque todavía se conserva una reserva potable.
Una banda de matones liderados por el cruel Sanga han creado una zona fortificada, llamada Lastland, donde han tomado el control de lo último que queda de civilización. Evidentemente, también se han apoderado del agua.
Pero además, dado que la codícia de Sanga no conoce límites, se ha atrevido a secuestrar a Sarah, una mujer que cura las heridas de la gente con las yemas de los dedos, y a Doha, un hombre que genera agua usando sus puños, para convertirse, así, en un autoproclamado dios.
En otras tierras, un grupo de aldeanos ha encontrado otra fuente de agua potable, y desde que el sanguinario Sanga lo ha sabido, se han convertido en sus últimas víctimas.
Mientras los hombres de Sanga continuan con su masacre de aldeanos, un misterioso guerrero se materializa delante suyo. Su nombre es Kenshiro, y es un sabio experto en artes marciales, y un sólo hombre que puede derribar la armada de Sanga entera y revelar su falsa deidad de una vez por todas.