Después de la muerte de su abuelo, Yoshisuzu Shougo se muda a la mansión que ha dejado.
Vive con Otosumi Youko, la sirvienta. Shougo suele tener sexo con Youko, pero en mitad de un sueño empieza a sentir un orgasmo y ve la visión de una chica preciosa. La chica se llama Reiko, cuyo dibujo decora la pared dentro de la mansión.