Keisuke odia apasionadamente a las mujeres, pensando que todas son como su madre que había sido una esposa infiel. Las ve únicamente como objetos sexuales, y no siente ningún tipo de escrúpulo en demostrar sus frustaciones en el colegio. Keisuke ya tiene a una de las profesoras bajo su control, pero la virginal presidenta de la clase, Orie, le demostrará a Keisuke que está equivocado.